Ante cualquier crisis, sea por el motivo que sea, surgen innumerables iniciativas fraudulentas cuya única razón de ser es estafar a cuanta más gente, mejor. El COVID-19 no es una excepción, y durante esta crisis hemos visto cómo los «malos» innovaban de mil maneras diferentes, todas enfocadas en objetivos muy claros: enriquecerse a nuestra costa, o gracias a nuestros datos personales.
La gran mayoría no se consideran ataques al uso, es decir, parecen acciones inocuas. Nos referimos a los bulos, noticias falsas o fake news. Sin embargo, son uno de los grandes males de la actualidad, ya que por un lado ponen en entredicho la información veraz (mucho más escasa), y por otro pueden tener consecuencias indirectas indeseadas a gran escala.
Los bulos se pueden asimilar a los fraudes porque comparten los mismos principios: sacar un determinado beneficio a través del engaño. Durante la crisis del COVID-19, los bulos por WhatsApp y otras aplicaciones de mensajería instantánea, así como a través de las redes sociales (incluso a través de SMS), han crecido como la espuma. Estos son los más frecuentes.
Top de fraudes aprovechando el coronavirus
La Oficina de Seguridad del Internauta (OSI) elaboró una lista con los fraudes más frecuentes durante esta crisis sanitaria. La mayor parte de ellos tienen como objetivo «enganchar» a los usuarios prometiendo ayudas, difundiendo «tratamientos» contra el COVID-19 y añadiendo enlaces que nos llevarán a contenidos fraudulentos, a descargas de malware y otras muchas trampas. Estos son los más frecuentes:
- Consejos para «frenar» el Coronavirus, principalmente a través de WhatsApp. Son cientos los mensajes que circulan a través de las redes de contactos, y muchos de ellos llevan un enlace con destino sospechoso. También los hay que buscan compensación económica o que facilitemos nuestros datos a cambio de la supuesta ayuda. La versión de redes sociales o email suele ser del estilo a «Manda “Ayuda” al teléfono/email XXXX». Ante la duda, es mejor no hacer caso.
- Phishing aprovechando el coronavirus (lo que se ha llamado «corona-phishing»): el mecanismo típico del phishing, pero suplantando la identidad de una institución de renombre, como la OMS o un hospital. Con ello, el delincuente trata de ganarse nuestra confianza para hacerse con el control de determinados datos personales, como los bancarios, o infectarnos con malware.
- Estafas en la venta de material sanitario en las compras online. Los estafadores tratan de beneficiarse con productos como las mascarillas, ya sea vendiéndolas por precios desorbitados o, simplemente, prometiendo envíos que jamás llegan.
- Ofertas de trabajo que no existen, falsos cheques de ayuda gubernamentales, soporte técnico fraudulento o servicios «gratis». La oferta de estafas es abrumadora a través de las aplicaciones de mensajería instantánea. Hay que extremar las precauciones con esto, aunque parece difícil. La mejor recomendación es la de comprobar cualquier mensaje recibido con las fuentes oficiales del supuesto emisor. Por ejemplo, si recibimos un mensaje del Ministerio X, vayamos a comprobar su web, sus perfiles sociales… En el caso de las supuestas ofertas de trabajo, lo mejor es revisar todos los detalles del anuncio, contrastar la información y si algún detalle nos llama la atención o nos resulta raro, descartar la oferta.
En la web de OSI detallan estos y otros fraudes con más profundidad. Además, cuentan con un canal de comunicación para informar acerca de mensajes sospechosos.
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