No hace mucho que se comenzó a hablar del Internet de las cosas como algo que parecía ciencia ficción. Hoy en día el IoT se ha convertido en una realidad que, combinada con el Big Data, ha propiciado el nacimiento de sistemas capaces de interactuar de una manera eficaz para cubrir aspectos muy variados. Las fuerzas de seguridad pública están adoptando este tipo de tecnología para conseguir que su función protectora y preventiva se vea potenciada de manera exponencial.
Son muchas las ciudades que poseen ya circuitos de vídeo vigilancia que conectan con sistemas informáticos que analizan una gran cantidad de datos en un tiempo muy reducido. La información recogida en estas cámaras es procesada y cruzada con grandes bases de datos que contienen información sobre denuncias y datos de delincuentes, con inclusión de rasgos característicos como tatuajes y otros aspectos que ayudan a identificarlos. Los resultados de estos procesos se transmiten a las distintas comisarías y a los coches de policía, propiciando así actuaciones más rápidas y efectivas.
Otros dispositivos que están conectados a través de Internet que ya están siendo usados por las fuerzas de seguridad son drones con funciones de vigilancia y captura de imágenes en tiempo real, así como gafas que portan los agentes para realizar la grabación de imágenes que servirán de prueba en los delitos investigados y que son enviadas de forma inmediata a la central de datos.
En definitiva, se trata de utilizar todas las herramientas disponibles para conseguir una mayor efectividad en la función policial. Los avances en el terreno del análisis de datos siguen produciéndose y existen proyectos para utilizar esta tecnología para el reconocimiento de rostros de personas desaparecidas o para la conversión de voz a texto de las grabaciones de las declaraciones de los testigos en el lugar donde se esté realizando la investigación.
Foto | Nacho
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