No se puede decir que la nube sea una recién llegada en el panorama IT. Las empresas llevan años escuchando hablar de las ventajas del cloud y también sacándoles partido. Los early adopters están al filo de su potencial y la exprimen al máximo antes que nadie, pero, en general, podría parecer que ya todos los decision makers comprenden y conocen el potencial de la nube.
Aun así, y por mucho que términos como Infrastructure as a Service (IaaS), Software as a Service (SaaS) o Cloud Managed Services sean conocidos y las herramientas que representan usadas, la nube es un elemento vivo, que se adapta a los cambios de mercado y a las necesidades de sus empresas. Gartner espera que el mercado de servicios cloud públicos suponga en 2023 600.000 millones de dólares en todo el mundo. Tres grandes tendencias estarán cambiando durante estos próximos meses cómo se hacen las cosas y qué esperan los responsables IT de sus nubes, como perfila T-Systems.
Cloud y sostenibilidad
La sostenibilidad se ha convertido en uno de los principales objetivos que rigen las decisiones corporativas. No solo ha aumentado la inversión en proyectos sostenibles —9 de cada 10 lo han hecho entre 2017 y 2020, según datos de Gartner— sino que además ha aumentado la presión de los propios consumidores en términos de responsabilidad medioambiental. Los ciudadanos quieren que las empresas sean verdes.
La nube ocupa un papel crucial en todo esto. Como explican desde T-Systems, «la nube juega un papel fundamental en la búsqueda de tecnologías que ayuden a usar la energía de forma más eficiente y reducir las emisiones de CO2». Apostando por los servicios cloud, se gana en eficiencia económica pero también se reduce el consumo de recursos, al compartir el gasto en electricidad o refrigeración. Además, no hay que olvidar que las compañías más punteras —como es el caso de T-Systems— buscan llegar a la neutralidad climática en sus centros de datos.
Nubes descentralizadas
El gran objetivo en el salto cloud es el de lograr unos mejores resultados, pero esto puede peligrar por culpa de los grandes volúmenes de datos que se generan. Perder calidad en performance o latencia es algo que los servicios cloud no se pueden permitir, pero también es algo que tiene una solución factible. Solo hay que apostar por la nube distribuida, en la que se acercan —gracias a las edge clouds— las nubes a los usuarios finales. Por ahora, todavía no son muy populares, pero se espera que lo sean en el futuro próximo.
La importancia de la protección de datos
Dar el salto al cloud resulta inevitable si se quiere ser competitivo. La nube es una pieza fundamental de la transformación digital, por lo que la disyuntiva de usarla o no se podría decir que no existe. Las compañías deben hacerlo. Sin embargo, esto abre la puerta a ciertas tensiones en protección de datos. Las normativas de privacidad —como la europea, la muy exigente GDPR— y el hecho de que las empresas manejen datos muy sensibles —un reto especialmente complejo para sectores como la banca, la salud, los seguros o los organismos públicos— hacen que la protección de datos sea una de las grandes cuestiones en estrategia cloud.
No obstante, también hay una solución para este potencial problema, una que va más allá de evitar usar nubes públicas. El cloud público puede aportar grandes beneficios en eficiencia y ninguna compañía debería perdérselos simplemente por el temor a fallar en privacidad. Las nubes soberanas se convertirán en el gran as en la manga para el futuro: «la soberanía significa control integral», recuerdan desde T-Systems.
Deja tu comentario sobre "Las tendencias en cloud que están cambiando las cosas para las empresas"