A medida que avanzamos en el siglo XXI y la tecnología nos lo permite, encontramos nuevas maneras de extender nuestras fronteras. La última de ellas, el espacio. Vivimos en una era en la que la explotación comercial del espacio está cada vez más cerca. No hablamos solo de los centenares de satélites de comunicaciones, públicos y privados; de defensa; científicos y meteorológicos…
Hablamos del turismo espacial, de la minería en asteroides (o, dicho de manera más elegante, la «recuperación comercial de recursos espaciales») y de un sinfín de aplicaciones, como la Internet espacial, almacenamiento seguro de datos ultrasensibles, incluso fabricación. Todas esas aplicaciones harán, como nos podemos imaginar, un uso intensivo de los datos, surgiendo así el concepto de Space-data-as-a-Service.
Este concepto tiene su razón de ser si entendemos el entorno que supone el espacio (por mucho que sea próximo a la Tierra) para un sistema de adquisición y proceso de datos basado en Edge Computing. El espacio es un lugar inhóspito y, por eso, los sistemas de comunicaciones que den servicio a las aplicaciones que surjan de la comercialización espacial requerirán refuerzos (por las temperaturas extremas, la radiación y otros peligros), un espacio reducido (por la economía a la hora de ponerlos en órbita) y enlaces de comunicaciones sólidos con la Tierra.
OrbitsEdge es una empresa que ofrece soluciones de análisis y computación de alto rendimiento en el espacio al aprovechar el hardware y el software diseñados y utilizados en la Tierra combinados con su tecnología satelital patentada, SatFrame 445. Los satélites de OrbitsEdge estarán en la Órbita Baja Terrestre, es decir, entre 200 y 2000 km sobre la superficie terrestre.
El objetivo de todo esto, «ejecutar análisis basados en inteligencia artificial sobre la gran cantidad de datos que se crearán a medida que se comercialice el espacio», según Barbara Stinnett, CEO de OrbitsEdge.
Edge Computing espacial
En el caso de los datos en el espacio, el concepto Edge Computing brilla en todo su esplendor. Es, quizás, donde el sentido de este tipo de computación se ve más claro. Parece evidente que esos datos deben procesarse donde se recopilan, en el espacio, para reducir los cuellos de botella en las transmisiones de regreso a las estaciones terrestres.
Es el gran problema que presentan las comunicaciones desde los satélites, por mucho que se trate de satélites en la Órbita Baja Terrestre. Con el auge del turismo espacial y con la reducción de costes para poner en órbita satélites, la cantidad de datos de camino a la superficie de la Tierra se multiplicará, y los cuellos de botella (la congestión de las comunicaciones, más específicamente) serán más severos.
Por ello, Space-data-as-a-Service es una solución Edge para el procesamiento de datos en el espacio, de manera que se elimine la necesidad de enviar todos los datos de vuelta a la superficie. Hoy, la solución pasa por enviar ciertas cantidades de datos a las «nubes terrestres», pero se espera que, a medio plazo, las necesidades en este sentido se minimicen, dejando la mayor carga de análisis y procesamiento, así como de almacenamiento, a la llamada «IoT por encima de la Nube».
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