La impresión 3D viene de la mano de las TIC y está llamada a ser la «3ª Revolución Industrial», como la ha definido The Economist. Su ámbito de aplicación no conoce limitaciones y estará presente en todos los sectores de producción y consumo. Aprovechará las virtudes de la economía de escala, los nuevos e innovadores materiales y la opción de producción localizada y bajo demanda. Tanto que será posible tener una pequeña “factoría” de artículos en cada hogar, taller o barrio.
La impresora 3D sale del ámbito industrial
Poco a poco, la impresión 3D ha ido abriéndose camino desde las industrias al resto de los sectores, lo que incluye los hogares y el pequeño comercio. Todavía no es común, pero sí es posible encontrar impresoras 3D en algunas viviendas de aficionados. Como toda tecnología que trae un concepto o modelo radical y revolucionario, todavía se necesita un periodo de adaptación y expansión para considerarla asentada. Pero también hace falta un periodo de comprensión, ya que lo que traen las impresoras 3D rompe con todo lo conocido, en lo que respecta al modelo productivo, de propiedad intelectual y de acceso a bienes de consumo.
Aunque es fácil comprender la posición de la impresión 3D en el ámbito académico,/ y todo lo que puede aportar a la ciencia la I+D de esta tecnología, no es extraño encontrar posiciones encontradas. Estas pasan del entusiasmo más absoluto al escepticismo y rechazo y apelan al ¿para qué sirve?
Alejándose del cliché de que permitirá “fabricar cosas”, como si fuera una extravagancia; lo cierto es que, en realidad, permitirá “fabricar cosas”, ni más ni menos, con todo lo que eso significa. Es el momento de alejarse de lo anecdótico y centrarse en lo auténtico y revolucionario. Es lo que están consiguiendo algunas personas que están dando la vuelta al modelo imperante de las impresoras 3D.
La impresión 3D en el día a día
¿Por qué no fabricar algo, si es necesario y puede hacerse? Eso es lo que se está viendo en las innovadoras aplicaciones de la impresión 3D en el ámbito más cotidiano. El sector del ocio ha sido de los primeros en apuntarse a la fabricación de juguetes y objetos decorativos de todo tipo. El del arte y la construcción no han tardado en implicarse, ya que permite la impresión de los modelos generados digitalmente por diseñadores gráficos y esto abarca desde la escultura a la industria de la moda y joyería. Desde la gastronomía, se observa atónitamante, la impresión de alimentos con formas y sabores imposibles.
Pero es posible que las ciencias de la salud sean el campo en el que la impresión 3D demuestre su mayor potencial. Ya están demostrando su capacidad de construir prótesis a medida del paciente. Implantes, tejidos y órganos, elementos de ortodoncia… Útiles vitales y perfectamente adaptados a su receptor.
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