Del coche autónomo se dice casi de todo, desde que transformará las ciudades y se las devolverá a los ciudadanos, hasta que reducirá las víctimas en carretera hasta casi hacerlas desaparecer, consiguiendo una fluidez de tráfico sin precedentes, minimizando las emisiones contaminantes y, en definitiva, haciendo del mundo un lugar mejor.
Todavía queda recorrido hasta llegar a ese mundo soñado, hay que transformar las ciudades, refinar la tecnología, introducir nuevas leyes y mecanismos para resolver los potenciales conflictos que puedan surgir, y un sinfín de tareas que, de momento, están pendientes. Pero es posible imaginar cómo transformará nuestras vidas el coche autónomo cuando podamos prescindir de conducir, y simplemente ser pasajeros de un vehículo sin conductor.
Podemos pensar que, en realidad, el transporte público (autobús, tren, tranvía…) es en cierta medida un transporte que nos permite dejar de conducir. Que, por tanto, el coche autónomo no va a ser nada que no hayamos experimentado anteriormente. La clave, la diferencia, es que, en primer lugar, debemos adaptarnos a nivel mental a viajar sin conductor humano; además, por otro lado, un transporte colectivo tiene carencias en cuanto a confort que pueden ser ampliamente superadas por vehículos más compactos en dimensiones y, en definitiva, con un grado de privacidad mayor.
Existen numerosas ideas y aproximaciones a lo que puede ser un nuevo nicho de mercado interesante, que es el de convertir el coche autónomo en negocios “ambulantes”. La idea es simple, pero con un gran potencial. Pensemos en la posibilidad de, a la vez que necesitamos transporte, deseemos emplear el tiempo de tránsito en otra cosa, como (por ejemplo) cortarnos el pelo, tener una reunión de negocios vía Skype, desayunar o comer tranquilamente, o echar una cabezadita.
En la conducción autónoma caben todos estos conceptos. De hecho, es típica la imagen de una persona “al volante” de un vehículo autónomo y leyendo el periódico. La cuestión es que pensar en que el vehículo nos transporta mientras en su interior desempeñamos una actividad tiene grandes implicaciones a nivel de diseño, y también en atención a la inteligencia artificial que lo gobernará.
En primer lugar, se trata de toda una oportunidad para establecer alianzas comerciales entre fabricantes de vehículos y empresas de innovación y servicios. En segundo lugar, ofrecer servicios específicos en diferentes vehículos tiene un beneficio claro para las personas que contraten el transporte: aprovechar el tiempo de tránsito en algo más útil.
Una de las ideas más interesantes es la de ofrecer servicios de asistencia sanitaria basada en IA en vehículos autónomos. Desde una consulta rápida en movilidad a una limpieza dental, o unos análisis de sangre. Las posibilidades son inmensas y muy beneficiosas para la sociedad. La lectura se puede hacer en dos sentidos: aprovechar un desplazamiento para obtener un servicio o la atención médica, o solicitar dicha asistencia a domicilio. En este segundo caso, los wearables o sensores médicos equipados en nuestro hogar pueden alertarnos de la necesidad de un chequeo o diagnóstico y enviar un vehículo dotado de una IA capaz de realizar dichas tareas. En caso de necesidad, ese vehículo nos llevaría a un hospital.
Otra idea con grandes posibilidades es la de IKEA, con su Spaces on Wheels. Es tan simple como vestir habitaciones en el interior de vehículos que nos trasladen grandes distancias, de manera que podamos disfrutar de un cómodo salón, un cine personal, o de una habitación completa como si de un hotel se tratase. Incluso podemos solicitar o acudir a la frutería rodante (al estilo de los “barcos” flotantes de la película ‘El quinto elemento’, que servían comida china a domicilio).
Otra opción la tenemos en las oficinas particulares, privadas y ubicuas. Basta con solicitar un espacio para una reunión, personalizarlo según las necesidades y pedir que lo envíen a donde lo necesitamos.
Se trata, por tanto, de asumir que la misión de los vehículos autónomos no va a ser estrictamente la de transportar personas entre dos puntos, sino que se encargarán de acercarnos espacios, facilitarnos servicios físicos y proporcionarnos el medio de llenar esos minutos, u horas, de tránsito hasta nuestro destino. Se abre un nuevo mundo de posibilidades para añadir a las ventajas intrínsecas del vehículo autónomo, solo el tiempo nos dirá si es una visión acertada.
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