Desde que se instauró el estado de alarma en España, muchos trabajadores se han visto abocados a trabajar desde casa, lo cual no es exactamente lo mismo que teletrabajar. ¿Por qué? Si nos fijamos en las empresas del país, algunas de ellas ya tenían parte de su personal teletrabajando a tiempo parcial o completo. Otras, tan solo a unos pocos trabajadores; otras, sin embargo, a ninguno. Ni tenían planes de hacerlo antes de la pandemia.
Por eso, cuando estalló la pandemia, quienes ya tenían medios y protocolos de teletrabajo establecidos no han tenido problemas para adaptarse, pero la gran mayoría de las personas en cuyas empresas nunca se habían planteado el teletrabajo sí que han sufrido en la adaptación.
Las razones son muy sencillas. La diferencia entre «trabajar desde casa» y teletrabajar estriba en la percepción: una cosa es pensar en trabajar desde casa como algo ocasional, por conveniencia, por ejemplo, durante una tormenta de nieve o los viernes en el verano. La otra es el teletrabajo, que se da cuando el empleado se encuentra en una ubicación remota a tiempo completo.
Por decirlo así, deberíamos considerar ese lugar remoto de trabajo como una sucursal de la empresa, una oficina más, y por ese motivo necesita tener la misma infraestructura y acuerdos de seguridad que cualquier otra oficina.
Según los expertos, los procedimientos de emergencia de teletrabajo puestos en marcha por el Covid-19 han causado una especie de caos y pesadillas de seguridad. La razón principal es que los procedimientos apresurados dejaron de lado las prioridades de seguridad como, por ejemplo, el procesamiento adecuado de las solicitudes de propuestas para aplicaciones que utilizar en remoto.
A medida que se va trabajando en esos temas, se va materializando la infraestructura de teletrabajo adecuada y, para cuando las empresas vuelvan a la actividad completamente, muchos de los problemas tecnológicos y de seguridad del teletrabajo estarán superados.
Con el paso de los días, trabajar en casa se irá convirtiendo poco a poco en teletrabajo. En general, se va mejorando la productividad, y cuando la cuarentena haya terminado por completo, cuando pasemos de la Fase 3 de desconfinamiento, muchos trabajadores se habrán acostumbrado a la dinámica del teletrabajo.
Eso quiere decir que, por ejemplo, si las empresas optasen por establecer teletrabajo para un 30% o un 40% de sus trabajadores tras esta crisis, para los trabajadores que opten por ello se habrán acabado los viajes de ida y vuelta diarios a la oficina, como apuntan desde ComputerWorld. Otros beneficios directos serían el menor gasto en ropa formal, por ejemplo, o en comer fuera de casa por motivos de trabajo.
Además, esos trabajadores acudirían a la oficina solo cuando realmente tenga sentido, y de igual manera se verán los viajes de negocios, las reuniones (que, a veces, son demasiado largas y frecuentes). Se harían siempre cuando tengan sentido. El escenario post-Covid pinta muy bien para el teletrabajo bien entendido, bien planificado y ejecutado, una vez que hayamos superado el «trabajo desde casa por causa de fuerza mayor».
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