Existen multitud de tipos de dispositivos wearables. De hecho, cada vez disponemos de nuevos aparatos conectados que nos ayudan a medir muchas cosas de nuestra vida cotidiana, especialmente, nuestros datos. Estos dispositivos interactúan con nuestro cuerpo directa o indirectamente, para recoger datos con los que elaborar información útil para el usuario.
Podemos contar desde pulseras deportivas y relojes, pasando por gafas, bandas inteligentes, ropa y muchas otras cosas entre los dispositivos wearables, y cada uno tiene su propia utilidad. Incluso existen dispositivos de este estilo pensados para las mascotas o, por supuesto, aquellos con aplicación en el ámbito de la salud.
Como cualquier dispositivo conectado a Internet, ya sea a través del WiFi o, más habitualmente, a través de la red de datos móviles, estos dispositivos presentan ciertas vulnerabilidades que explotan los ciberdelincuentes. ¿Qué es tan valioso para los delincuentes en los dispositivos wearables? Básicamente, los datos personales y la información de ubicación.
Riesgos más frecuentes de los dispositivos IoT wearables
Como pasa con todo dispositivo IoT, los riesgos suelen estar relacionados con una falta de actualización del software, el uso de malas contraseñas, el riesgo de la ingeniería social, brechas de seguridad… Con respecto a las brechas de seguridad, poco podemos hacer, pero sí que podemos mantenerlos seguros en lo que se refiere a su configuración.
- Si la compañía que distribuye los dispositivos no dispone de servidores seguros, el riesgo es que los datos que nuestros dispositivos almacenan se filtren y se acabe vulnerando nuestra privacidad.
- Políticas de privacidad pobres o nulas. Las políticas de privacidad poco seguras pueden no garantizar la protección de nuestros datos u omitir el uso que se va a hacer de ellos. Por tanto, debemos asegurarnos de que la información acerca de estas políticas esté bien clara.
- Petición de permisos poco habituales. Algunos dispositivos y aplicaciones solicitan permisos que no están relacionados con la actividad que realizan, por lo que debemos revisar muy bien qué aceptamos y qué no.
- Corremos el riesgo de que se utilice nuestro dispositivo para espiarnos, ya que muchos sensores registran nuestra ubicación GPS o nuestro estado de salud. Un dispositivo comprometido puede ser utilizado por los ciberdelincuentes para espiarnos y monitorizar nuestra actividad, como escucharnos a través del micrófono o vernos a través de la cámara, localizarnos a través del GPS…
- Estos dispositivos necesitan una conexión inalámbrica para sincronizar los datos, normalmente Bluetooth, momento en que nuestra privacidad es vulnerable.
- El abaratamiento de costes de fabricación puede llevar a dispositivos wearables con escasas medidas de seguridad que ponen en jaque nuestra privacidad.
Lo más recomendable es informarse muy bien antes de adquirir uno de estos dispositivos y configurarlo correctamente, asegurándonos de que está completamente actualizado.
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