Todos generamos información personal cada día, cada vez que nos conectamos a Internet, usamos una app en el móvil o accedemos a un servicio online. Si comentamos en un foro, en las redes sociales o lo hacemos en una noticia que nos llama la atención, vamos dejando una huella digital que revela cosas de nuestra personalidad, cuando menos.

Sin llegar al extremo de la obsesión por controlar cada bit de información que dejamos flotando en la red, es bueno tener identificado qué se puede inferir de nosotros cuando alguien haga una búsqueda. Por ejemplo, un reclutador, un cliente, nuestro jefe… todos ellos pueden tener acceso fácil a nuestra identidad digital, que es, precisamente, toda esa información que está disponible, sea generada por nosotros o a partir de publicaciones oficiales, documentación, publicaciones de terceros, incluso filtraciones de datos.

El arte de buscarse a uno mismo, o practicar el egosurfing

Egosurfing no es más que buscarse a uno mismo en Internet. Es algo que todos podemos hacer de cuando en cuando para saber qué se puede encontrar. Pero no es tan simple como buscar nuestro nombre. La Oficina de Seguridad del Internauta (OSI) nos lo aclara:

Consiste en utilizar las redes sociales y los buscadores de Internet, como Google, utilizando términos de búsqueda relativos a nosotros, como nuestro nombre, apellidos, DNI, etc., para localizar información sobre nosotros en páginas webs y otras plataformas.

Esta es una buena práctica que se debería realizar periódicamente. Todos los meses introducimos nueva información que habla de nosotros, y conviene saber qué se dice, cómo, quién y con qué objetivo. Así podremos identificar la información que no debería estar y podremos empezar su proceso de eliminación.

¿Dónde buscar?

1. Las Alertas de Google. Es el principal buscador, el más utilizado y dispone de herramientas como las Alertas que son extremadamente útiles para este propósito. Basta con crear alertas con nuestros datos (básicamente, nombre y apellidos, dirección postal, dirección de email, número de teléfono), y cuando algo nuevo se publique nos llegará un correo al buzón. Podemos configurar un filtro de correo para almacenarlas todas en una sola carpeta y revisarlas periódicamente.
2. La propia búsqueda en Google de términos que nos identifiquen. También se puede utilizar Google imágenes para rastrear nuestras fotos.
3. Buscar en las redes sociales. Todas ellas tienen sus propios buscadores en los que introducir los términos que deseemos rastrear.

Si encontramos información que no debería estar publicada, tenemos que ponernos en marcha para hacer valer nuestros derechos, en concreto el derecho de olvido, de manera que eliminemos la información indeseada.

Es fundamental que sepamos configurar a la perfección las opciones de privacidad en las redes sociales, algo que nos explican desde OSI con una serie de videotutoriales que merece la pena reseñar.