El Big Data está en plena expansión, o al menos eso es lo que señalan los expertos. Después de haber entrado con fuerza en el mundo de la informática, el deporte o en el marketing, ahora la agricultura se suma a los sectores que aprovechan los nuevos recursos que ofrece el Business Inteligence.
Pequeñas empresas que se dedican a la producción agrícola de Estados Unidos han comenzado a trabajar en esta área de las TIC: están desarrollando sistemas informáticos que proporcionen a los propietarios de las granjas información sobre la actividad de los tractores o sobre cómo va la cosecha.
El sector primario, que podría ser uno de los más reticentes a la hora de integrar las TIC, ha dado un paso adelante. Los datos recogidos por las aplicaciones informáticas se almacenarán en archivos digitales, a los que pueden acceder otras empresas.
Algunas de las ventajas de desarrollar herramientas Big Data para la agricultura
La primera de ellas será la del avance hacia la agricultura inteligente: gracias a la Business Inteligence, los agricultores podrán tomar las mejores decisiones en cada momento, ya que tendrán acceso a gran cantidad de datos relativos a la humedad, la calidad del aire o la previsión del tiempo más acertada.
Otra de las ventajas es el aumento de la rentabilidad de los cultivos, ya que podrán conocer de antemano cuánta agua o cuánto fertilizante necesitará en sus tierras. Esto lleva también al establecimiento de una agricultura mucho más respetuosa con el medio ambiente: se podrá saber cuáles son los cultivos que precisan menos cuidados en cada zona, se ahorra en maquinaria, en agua y en fertilizante.
El Business Inteligence también puede aplicarse a la maquinaria. Los agricultores podrán instalar en sus tractores, cosechadoras y todo tipo de aparatos que informarán al propietario de una posible avería antes de que se produzca, o la sustitución de una pieza que podría estropear toda la máquina. Así, ganan en productividad.
Los expertos apuntan que cuando se aplican las técnicas del Big Data a las cosechas, estas aumentan un 13% su rendimiento. Pero los agricultores aún son reticentes a aplicar las bondades de las TIC a su medio de vida: hasta que no vean los resultados por sí mismos, no invertirán en este tipo de herramientas.
La apuesta de futuro de la agricultura, con cada vez más personas abandonando el campo para trasladarse a las ciudades, debe ser la optimización de recursos. Se podrá sacar el máximo partido a los campos cultivados, teniendo en cuenta que cada vez hay menos personas trabajando en ellos, pero sabiendo que hay que alimentar a las ciudades. También el respeto y el cuidado del medio ambiente debería ser, para este sector principalmente, un pilar fundamental.
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