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En el camino hacia la rentabilidad, la transformación digital es una de las piezas fundamentales. Los ejemplos prácticos se suceden. La digitalización es la base del crecimiento del retail, pero también lo que le permite mejorar su atención al cliente y subir las cifras de ventas. Incluso, en períodos complejos, es vital para sobreponerse a los problemas y sacar el mejor partido posible al mercado. En esta campaña de Navidad, por poner otra muestra, ha sido fundamental para sobrevivir a sus retos.

Sin embargo, y aunque las ventajas de la digitalización son múltiples y difícilmente discutibles, las empresas no están dando el salto tanto como deberían. Todavía quedan muchas compañías que no han iniciado el proceso de transformación o que se están quedando atascadas en fases demasiado tempranas. Los estudios sobre el estado de las cosas no paran de lanzar alertas a navegantes evidenciando qué está mal y qué debería cambiar.

Así, un porcentaje demasiado elevado de las corporaciones españolas no ha arrancado su conversión a la industria 4.0. Según señala un estudio de la EAE Busines School que publica ComputerWorld, el 68% de las empresas industriales españolas todavía no ha iniciado la digitalización. De estas compañías, un 47% está ya en proceso para hacerlo —lo que supone, al menos, una cierta nota de optimismo— y un 21% asegura que carece de las habilidades digitales para planteárselo.

Pérdida de oportunidades

Sea como sea, esta situación es un problema y uno decididamente importante. Como recuerda el informe, estas firmas «necesitan dar un salto tecnológico para convertir la digitalización en una herramienta de competitividad». Mientras permanecen al margen de la transformación digital se están perdiendo el potencial de herramientas como la inteligencia artificial, el cloud o el big data, entre otras muchas.

Además, estas compañías no solo pierden oportunidades, sino que también se quedan rezagadas en los grandes cambios en cultura corporativa que se están produciendo. La tecnología está cambiando cómo se consume y cómo se trabaja y aquellas empresas que no sean capaces de verlo —y de adaptar su operativa a ello— se quedarán obsoletas. Seguirán empleando modelos del pasado para conectar con las personas y los mercados del presente y del futuro.

«Los entornos están cambiando de manera total, donde antes las empresas actuaban en solitario, ahora se ensalzan los modelos colaborativos como clave del éxito corporativo», explica al medio tecnológico Pilar Navarro, una de las responsables del informe.

Por ello, las empresas españolas no deben quedarse atrás en la digitalización. Es un error que no se pueden permitir bajo ningún concepto. Su éxito futuro —pero también su supervivencia presente— están en juego. Crecer sin transformación digital es imposible. La tecnología debe vincularse a todas las áreas de negocio y es fundamental para la rentabilidad, la productividad o la gestión de personal.

Cuando se hacen bien las cosas, las herramientas digitales ayudan a las compañías a ser más resilientes y más efectivas. No solo suben las cifras de ingresos o se maximiza el retorno de la inversión, sino que además se prepara al negocio para que resista mucho mejor los cambios del mercado o los embates de las crisis.

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