Durante las últimas semanas se han multiplicado los casos de teletrabajo, muchos de ellos improvisados debido al confinamiento al que nos debemos someter mientras dure la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. Por este motivo, muchas empresas han tenido que desplegar una cierta infraestructura para garantizar que sus empleados puedan trabajar con normalidad.
La VPN es una de las soluciones más sencillas, útiles y efectivas para garantizar la conectividad de los trabajadores a los servidores de la empresa y que, en definitiva, puedan acceder a la intranet de la empresa con total seguridad, de la misma manera que accederían si estuviesen en su puesto de trabajo físico.
Una VPN es una Red Privada Virtual, es decir, una tecnología de red que permite una «extensión segura de la red de área local» sobre una red pública como Internet. El adjetivo «segura» es muy importante, puesto que Internet no es una red controlada como puede (o debe) serlo la red local en la empresa.
De esta manera, se consiguen las mismas cotas de seguridad, privacidad y aislamiento que se tienen en una red privada, pero enviando y recibiendo datos sobre redes compartidas o públicas. Se mantienen, así, la funcionalidad, seguridad y políticas de gestión.
La manera de conseguir este tipo de conexión es a través de conexiones dedicadas, cifrado o una combinación de los dos métodos.
Usos de las VPN
Existen muchos casos de uso de las redes privadas virtuales, como nos podemos imaginar, aunque solo nos vamos a centrar en dos de ellos, que parten de una misma base: la seguridad y privacidad de las conexiones.
1. Teletrabajo
El teletrabajo es la aplicación más obvia de las VPN. Dejar acceso libre a las redes locales de la empresa a los trabajadores en remoto es poco menos que una locura, puesto que cualquier comunicación sobre una red no segura (como una WiFi pública) puede ser interceptado y, de esa manera, las credenciales pueden ser robadas, así como cualquier documento o dato, rompiendo la privacidad.
2. Como capa extra de seguridad
Es frecuente que las conexiones VPN dispongan de algún tipo de cifrado de los paquetes transmitidos. Es esa capa extra de seguridad (el cifrado) la que nos ofrece la VPN, que hace que las conexiones a sistemas sensibles como, por ejemplo, las cuentas del banco o accesos a bases de datos de clientes sean seguros.
Hay una contrapartida en todo esto, y es que hemos de confiar completamente en el proveedor de VPN. Es decir, si desconfiamos de la red pública (una WiFi pública, por ejemplo), pero confiamos ciegamente en el proveedor de VPN, podemos estar poniendo nuestros datos en peligro.
Por ello, y como es lógico, las empresas disponen sus propias VPN, desplegadas por sus departamentos TI, o bien confían en partners de confianza y con una larga trayectoria y experiencia, así como buenas referencias de antiguos clientes.
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