El Internet de las Cosas está aquí, pero en el futuro a corto plazo estaremos inmersos en un océano de dispositivos conectados de diversa índole. Tan solo si nos referimos al Internet de las Cosas industrial (o IoT), el número de dispositivos ya será enorme. Es verdad que estos dispositivos tienen un ámbito de conectividad muy localizado en las factorías, pero representarán multitud de conexiones que habrá que gestionar de manera interna.
Si nos referimos al IoT «doméstico», los miles de millones de dispositivos conectados a los que nos enfrentaremos en este futuro tan cercano serán un enorme reto. Hace unos años se hablaba de 50.000 millones de dispositivos conectados en 2021 y, aunque en realidad los números se refinan cada año, la realidad es que estamos seguros de que se superarán los 20.000 o 30.000 millones ampliamente en el plazo de nada menos que dos años.
Qué decir sobre los millones de coches conectados y autónomos que inundarán las carreteras de manera paulatina a partir de unos 5 o 10 años vista. Las tecnologías Car2X serán las responsables de centenares de millones de conexiones entre vehículos e infraestructura, entre vehículos y entre la Nube y los vehículos e infraestructuras. Y, todas ellas, deben ser servidas con celeridad, sin latencia apenas y proveyendo del ancho de banda necesario para llevarlas a cabo.
Según Marina Ruggieri, miembro de IEEE y profesora de ingeniería de telecomunicaciones en la Universidad de Roma, «IoT podría mejorar la calidad de la vida cotidiana de las personas, particularmente en aquellos dominios donde el futuro de los seres humanos parece más desafiante. IoT podría, entonces, convertirse en una gran oportunidad para alinear el mercado masivo con el mejor interés de un futuro sostenible».
Pero ¿cómo lo hacemos? Los principales desafíos que experimentarán los diseñadores y desarrolladores de redes a corto y medio plazo también podrían convertirse en habilitadores muy efectivos para la conectividad masiva de IoT. La innovación más fascinante pasa por las Redes Definidas por Software, o SDN, en los segmentos terrestres, pero también por componentes aéreos y espaciales.
El proveedor ideal para proporcionar la conectividad necesaria en este escenario IoT a tan corto plazo sería, según Ruggieri, «una organización híbrida entre un integrador de sistemas extremadamente capaz y un operador de telecomunicaciones visionario. Por lo tanto, un esfuerzo de cooperación entre los diversos actores en el campo de la conectividad probablemente sería el mejor enfoque para crear virtualmente un «proveedor híbrido» adecuado para todos los desafíos de conectividad de IoT, incluidos los relacionados con la sostenibilidad».
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