Las entidades financieras que no priorizan la construcción y el mantenimiento de una base de clientes satisfechos corren el riesgo de ser sustituidos por su competencia. En un mundo cada vez más definido por los datos, aquellas entidades que no cumplen con las normas y leyes de privacidad global se arriesgan a multas, escándalos, pérdidas comerciales o, lo que es peor, una combinación de las tres.
Estos son dos de los tres pilares que sustentarán el futuro de la banca, es decir, la experiencia de cliente y el cumplimiento de las normativas de datos. El tercer pilar fundamental es el almacenamiento de datos.
Este almacenamiento no es, realmente, una medida de efectividad, sino que es un factor crítico para el éxito de una organización. Sin un almacenamiento fiable, accesible y asequible, es imposible cumplir con los objetivos empresariales, sobre todo en el caso de las empresas de servicios financieros, que cuentan con una densidad de datos enorme.
La banca utiliza cada vez más datos
Si este sector siempre se ha caracterizado por las ingentes cantidades de datos que almacenan de sus clientes, cada año esas necesidades se multiplican. No solo porque, efectivamente, hay más datos que se pueden aprovechar, sino porque la experiencia del cliente y las necesidades de cumplimiento normativo se están disparando.
Además, las aplicaciones que van desde blockchain hasta el trading de alta velocidad, o la detección avanzada de fraudes, requieren enormes cantidades de datos para funcionar con la máxima eficiencia.
Por eso, solucionando el tema del almacenamiento, deben enfocarse en los otros dos pilares: la experiencia de cliente y el compliance.
Los bancos luchan por diferenciarse de su competencia a través de productos similares: préstamos, cuentas de ahorro, planes de seguros… No solo compiten en precio, sino en inteligencia, es decir, en cómo aprovechan los datos para dar mejor servicio a sus clientes.
Otro punto importante por el que necesitan basarse aún más en datos es Fintech, la nueva competencia. Estas compañías crean negocios ultraeficientes basados en la nube, con nuevas aplicaciones y procesos. Mejoran mucho la experiencia del cliente, que soluciona todo online y no tiene que ir a una oficina, y por lo tanto son un dolor de cabeza para la banca tradicional.
En cuanto al compliance, las nuevas normativas obligan a los bancos a recopilar, retener e informar sobre más datos que nunca. Además, tienen que recopilar datos de una manera más controlada que nunca para poder informar automáticamente a las partes y a los reguladores hagan consultas ad hoc.
Por otro lado, está la privacidad. Las empresas están obligadas a obtener la aprobación del usuario antes de recopilar datos personales, entre otras cosas. Esto requiere a los bancos que deban tener una infraestructura de almacenamiento ágil, con controles igualmente ágiles. Si bien los datos pueden ser un activo valioso, también pueden ser una carga si no se manejan adecuadamente.
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